Universitarios sueñan con ser empleados públicos

José Felipe Matarrita tiene 21 años y quiere encontrar un trabajo estable en una empresa prestigiosa y consolidada.

Claro que le gustaría experimentar en otros países y comerse al mundo a pedazos y “todo eso” que se supone que los jóvenes quieren… pero por ahora lo más importante es asegurarse un empleo a largo plazo en el que pueda sentirse seguro.

Es una prioridad constante entre los jóvenes de su edad, sin importar cuál carrera cursen.

El 63% de sus colegas tienen el mismo objetivo para su vida laboral. Así lo reveló un estudio aplicado por primera vez en Costa Rica por la firma Universum, dedicada a la investigación y a asesorar empresas que desean construir una marca relacionada al concepto de buen empleador.

De manera exclusiva, EF publica hoy los resultados de esta encuesta, que fue contestada por más de 7.000 estudiantes de 47 universidades del país.

Los resultados son claros: los jóvenes quieren ser empleados públicos y llegar a tener una estabilidad que les permita balancear el trabajo con su vida privada.

Hay una correlación entre ambas variables: quien prioriza la estabilidad también prefiere trabajar en entidades del Estado.

Una conclusión que no sorprende a los analistas consultados, especialistas en educación, economía y emprendedurismo.

En la coyuntura actual, el desempleo roza el 10% y 3 de cada 5 profesionales graduados entre el 2008 y el 2010 están trabajando en el sector público, según una reciente investigación del Consejo Nacional de Rectores.

Las instituciones autónomas gozan de popularidad entre los universitarios que rondan los 20 años. Son jóvenes que quieren trabajar en los bancos estatales, en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Instituciones que aparecen en los primeros lugares de cada grupo de carreras y, además, se repiten.

Aunque la tendencia es general, cada grupo de carreras presenta diferente nivel de intensidad en su predilección por ese sector.

Mientras siete de las diez empresas mencionadas por los estudiantes de negocios son públicas, solo tres de las destacadas por los de ingeniería lo son.

Los ingenieros tienen los ojos puestos en fábricas de manufactura avanzada, hardware y software ; mientras los administradores prefieren bancos, Gobierno y auditorías o contabilidad.

De hecho, el grupo de carreras afines a los negocios presenta el nivel más alto de interés en el Gobierno en toda Latinoamérica, destaca el estudio.

Son resultados que se adaptan a las realidades de las carreras, apunta el exministro de Educación Leonardo Garnier.

Por ejemplo, el 66% de los estudiantes de ciencias y salud mencionaron a la CCSS entre sus principales objetivos para un futuro laboral.

“Eso es entendible: los jóvenes que estudian salud encontrarán más posibilidades de crecer en hospitales públicos”, comentó Garnier.

El salario

La predilección por el empleo público no es gratuita.

De hecho, es bastante cara: en el 2013, los trabajadores del sector público ganaban en promedio un 150% más que los del sector privado, según una investigación del economista Andrés Fernández.

“Hay un estancamiento en los salarios de las personas, pero en las instituciones autónomas el aumento está asegurado”, explicó la investigadora del Programa Estado Nación (PEN), Natalia Morales.

Se refiere a crecimientos relacionados con las anualidades, los escalafones y las convenciones colectivas.

El problema con esta motivación, razona Garnier, es que los nuevos profesionales pueden simplemente esperar a que su salario aumente con los años sin esforzarse mucho.

Eso podría coincidir con los resultados de la encuesta, que revela un bajo porcentaje de personas que tienen como meta de vida encontrar un trabajo que los rete intelectualmente ( entre el 17% y el 22% entre todos los grupos de carreras).

¿Y la ambición?

Sin embargo, aproximadamente la mitad de ellos tienen entre sus prioridades volverse creativos y emprendedores dentro de las compañías.

“No podemos decir que no son ambiciosos”, aclaró la jefa para Latinoamérica de la firma, Carly Creighton.

Para ella, existen diferentes perfiles de profesionales.

“Siempre que hablo con estudiantes en Latinoamérica, ellos quieren trabajar en las compañías más sexis, pero cuando tomamos en cuenta a jóvenes de todas partes del país, se encuentra la diferencia. Pueden estar más orientados a la familia, quedarse en el país y tener más estabilidad”, agregó Creighton.

Para el biotecnólogo y profesor del Instituto Tecnológico de Costa Rica Miguel Rojas, una explicación posible para la predilección por las entidades públicas es la falta de acercamiento entre la academia y las empresas.

“Yo he escuchado a profesores que cuestionan a sus alumnos solo por trabajar en el sector privado”, comentó Rojas.

Esa es una queja constante en el sector de las tecnologías, en las que la búsqueda de talento es ambiciosa y Costa Rica sigue sin llenar las expectativas del mercado.

Los anhelos

Que José Felipe piense en su futuro y se imagine en un trabajo estable no minimiza sus anhelos profesionales.

Como el 68% de los estudiantes encuestados, él espera que los posibles empleadores le ofrezcan oportunidades para ser líder.

También quiere, como el 63%, que le permitan capacitarse y entrenarse profesionalmente.

Es lo que podría marcar la diferencia entre escoger un empleo u otro: las ofertas de capacitación, las de liderazgo y, también, que puedan crear una buena referencia para el futuro.

Además, que puedan viajar a trabajar fuera de Costa Rica.

Ese ofrecimiento, sin duda, lo hacen también las empresas privadas.

Sin embargo, las estatales tienen horarios más cómodos que los jóvenes pueden aprovechar para seguir estudiando y para lograr ese balance tan anhelado entre vida y trabajo”, explicó Natalia Morales.

Por ese camino transitan ya algunas multinacionales, que motivan a sus trabajadores jóvenes con las oportunidades para trabajar fuera de las fronteras de Costa Rica.

Coca Cola Femsa e Intel tienen este tipo de intercambios, según confirmaron sus voceros.

También dan por un hecho que los jóvenes quieren tener horarios flexibles para poder estudiar y recrearse.