Las finanzas públicas desgastadas posicionan a Costa Rica como el país que ha tenido el mayor deterioro fiscal, dentro de la región centroamericana.
La principal razón por la que las cifras y los analistas lo ubican en esa posición es que el Gobierno Central costarricense tiene una mayor presión por encontrar una reforma para sanar sus cuentas, respecto a sus pares.
El nivel de endeudamiento del país fue el único que se elevó en toda la región durante el año pasado, y ese crecimiento contrasta con ingresos insuficientes para sostener los gastos.
Costa Rica pierde credibilidad sobre su capacidad para darle sostenibilidad a sus finanzas, así como sus intenciones para lograrlo, hecho que provocó la reducción de las perspectivas que le asignan las calificadoras de riesgo.
En el 2015, el nivel de deuda alcanzó el 42,7% como porción del Producto Interno Bruto (PIB), luego de un incremento de 3,4 puntos porcentuales respecto del año anterior, según datos del informe “Perfiles macrofiscales de Centroamérica”, elaborado por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). .
Al contrario, el resto de países del Istmo están ajustando el nivel de deuda, ya sea reduciéndolo, como Guatemala, o mostrando una menor tasa de crecimiento, en el caso de Nicaragua y Honduras.
Guatemala es el país que tiene las finanzas más sanas.
Por su lado, El Salvador mostró un muy leve crecimiento (0,2%) a pesar de los esfuerzos de control que está aplicando.
Este último país tiene una experiencia distinta de la de las finanzas costarricenses, puesto que su sistema de pensiones es el que “se come” sus ingresos.
Deuda de Costa Rica
Más que el nivel de deuda, lo que determinará el deterioro de las finanzas públicas será la capacidad de sostener ese endeudamiento en el tiempo, es decir, por cuánto más se podrá enfrentar el pago de amortizaciones e intereses provenientes de ese fondeo.
Lo anterior explica que aunque Costa Rica se ubica en el tercer lugar en el nivel de deuda respecto del PIB (precedido por Honduras y El Salvador), es el que requiere con mayor urgencia una reforma fiscal y el que está más expuesto a choques externos.
Para demostrar esta afirmación, tenemos a grandes economías mundiales, como Estados Unidos y Japón, que no pierden su credibilidad aun cuando manejan deudas elevadas (más del 100% del PIB). La pregunta no es cuál es el tamaño de la deuda sino cuán comprometidas están las finanzas.
Volviendo al caso costarricense, en el 2015, la relación de deuda con respecto a los ingresos tributarios era de un 310,7%, lo que por sí solo despierta alertas.
Además, los intereses alcanzaron ¢799.960 millones, un 14,9% más que un año atrás, lo que significa 2,8% del PIB (2,6% un año atrás).
El mismo año, el déficit fiscal cerró en 5,9% del PIB, también mostrando un crecimiento.
En este 2016, se ha observado un incremento en los ingresos fiscales mientras los gastos han tenido un menor aumento. Sin embargo, esto es insuficiente para amortiguar el golpe que recibirá el país cuando la deuda sea inmanejable.
Los intereses siguen capturando una gran parte de los egresos del Gobierno: a mayo del presente año alcanzaron los ¢315.675 millones, un 16,4% más que en el mismo mes del 2015.
La tasa de crecimiento de la producción y la tasa de interés real juegan un papel protagónico en la capacidad de pago. Por este lado, el país mostró una recuperación que elevó ligeramente el positivismo.
Otra particularidad de la deuda nacional es la estructura.
Costa Rica es el único país en la región que se financia en una mayor porción por deuda interna que externa, en una relación 77% y 23%, respectivamente, según los datos del Icefi.
Esto depende de la dinámica de cada país, en su búsqueda de mejores condiciones para solventar sus compromisos.
Sin embargo, es sabido que los préstamos externos tienden a ofrecer plazos más extensos y mejores condiciones de tasas. Por esas razones, la mayor parte de países centroamericanos mantienen una mayor porción de deuda externa.
Cuando se opta por una estructura de la deuda enfocada en deuda externa, cualquier país entra a una mayor exposición respecto a su calificación de riesgo y estabilidad de finanzas públicas, mientras que en la deuda local esto no es necesario, aunque genera una percepción de más seguridad, explicó Douglas Montero, director de Aldesa fondos de inversión.
Las finanzas de sus pares
Costa Rica puede ser el país más indisciplinado de la región, pero esto no quiere decir que sus pares tengan un camino fácil en el manejo de sus finanzas públicas.
En términos generales, la región se juega la pérdida de prestigio internacional, que conduce a bajas calificaciones y un mayor costo del endeudamiento externo, dijo Félix Delgado, exgerente del Banco Central de Costa Rica.
Honduras enfrentó dificultades para financiarse y por esto se vio presionado a aprobar una reforma fiscal a finales del 2013.
El cambio entró en marcha en el 2014, y permitió que la recaudación del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) pasara de 12% a 15%.
La reforma le ayudó a estabilizar su nivel de deuda, pero el ejemplo no ha sido aplicado para el resto de naciones.
En el caso de El Salvador, las finanzas son presionadas por un sistema de pensiones que no da abasto, y en la actualidad se discute una reforma a la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones , que busca garantizar el pago de pensiones a los trabajadores cotizantes sin afectar las finanzas públicas.
Aun así, la deuda como tal se aliviaría solo por cinco años, por lo que analistas no la consideran como una reforma fiscal.
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