Es una de las tantas consecuencias notorias de la globalización.
Un puñado de empresas multinacionales controla una parte importante del mercado mundial de alimentos.
Como resultado, tienen en sus manos una enorme influencia para determinar cómo se reparte la comida en el mundo. Y potencialmente están en capacidad de determinar acciones que ayudaran aliviar los problemas de hambre en el planeta.
Por eso, Oxfam, ONG basada en Reino Unido, lleva tres años adelantando una campaña pública titulada «Behind the Brands» (Detrás de las marcas).
En ella, discute acerca de las políticas de compra de alimentos de estas grandes multinacionales, y la manera en que influyen en el mercado de la comida.
Las diez empresas objetivo de la campaña son Nestle, PepsiCo, Unilever, Mondelez, Coca-Cola, Mars, Danone, Associated British Foods (ABF), General Mills y Kellogg’s, seleccionadas por encabezar mundialmente el volumen de ventas de las firmas en el sector de alimentos.
Todas son europeas o estadounidenses. Dominan los sectores de productos lácteos, gaseosas, dulces y cereales, entre otros. Desde ahí han construido imperios empresariales enormemente diversificados.
Oxfam dice que esas diez firmas colectivamente tienen ingresos de más de US$1.100 millones diarios y emplean a millones de personas.
Hay una ilusión de opciones. Vas a tu supermercado y ves todas esas marcas distintas, pero muchas son de propiedad de esas mismas diez empresas», asegura a BBC Mundo Irit Tamir, gerente de políticas y abogacía para el sector privado de Oxfam America.
Mercado concentrado
Estas empresas operan en unos mercados globales en donde la producción mundial de ciertos productos está concentrada en un par de firmas.
Por ejemplo, sostiene Irit Tamir de Oxfam en conversación con BBC Mundo, en la cadena de valor del cacao, tres de las firmas, Mars, Mondelez y Nestle, controlan cerca de 40% del comercio mundial en ese rubro.
Y apenas entre un 3,5% y un 5% del valor de una barra de chocolate le queda al pequeño campesino, indica un reporte de la ONG.
Mientras que en el sector de las gaseosas, Coca Cola y Pepsi se han convertido en los dos mayores compradores de azúcar en el mundo.
Por ello, Oxfam ha planteado, a través de su campaña, un seguimiento a las políticas de estas megaempresas y el impacto que tienen sobre siete variables.
Calificaciones
El seguimiento incluye las consecuencias de esas políticas sobre la tenencia de la tierra, las mujeres, los campesinos y trabajadores, la transparencia, el clima y el agua.
Y así en Oxfam elaboran una especie de libreta de calificaciones de la responsabilidad social en la política de obtención de alimentos de estas diez grandes corporaciones.
Después, han hecho campaña para que las firmas mejoren el impacto que tienen en muchos sectores específicos.
«Le pedimos a las grandes empresas del sector del chocolate que trataran mejor a las trabajadoras mujeres«, dice Irit Tamar a manera de ejemplo.
A las firmas de gaseosas, les pidieron que se aseguraran que no estuviesen tolerando conflictos de tierra alrededor de los cultivos de caña de azúcar que les suministra su materia prima, agrega Tamar.
Mientras que a las firmas cerealeras como General Mills y Kellogg´s fueron invitadas a buscar una reducción en el impacto sobre el cambio climático de sus actividades.
La buena noticia, sostiene Oxfam, es que muchas de las empresas han reaccionado a la campaña.
La evolución de esta «libreta de calificaciones» a lo largo de los tres años en que ha estado vigente la campaña, es notoriamente positiva.
En febrero de 2013, por ejemplo, la empresa mejor calificada de las diez grandes, Nestle, obtenía apenas 38 puntos de 70 posibles.
Mientras que en 2016 el puntaje de la misma firma ha mejorado a 52 sobre 70.
Transparencia
Las acciones que, según Oxfam, han adoptado las grandes firmas van desde políticas para aumentar la transparencia corporativa a estrategias para reducir los daños ambientales de los cultivos que se requiere para cubrir la demanda de los productos que las multinacionales requieren.
Que estas grandes empresas de los alimentos parezcan estar adoptando políticas más socialmente responsables es un desarrollo muy positivo, pues muchos esperan que su poder no deje de aumentar en el futuro.
«Estamos presenciando cada vez más concentración en pocas empresas», agrega Tamar a BBC Mundo. «Las grandes compran a las pequeñas».
Y Oxfam advierte que estarán vigilantes a que esas empresas empleen bien ese enorme poder económico que han venido adquiriendo
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