Las mujeres han sido las más perjudicadas durante los últimos siete años
Entre 2010 y 2017, la generación de empleo ascendió a 35 mil puestos anuales en promedio, de los cuales 31 mil son informales.
Así lo consigna el documento de Estado de la Nación publicado ayer, el cual señala que la tasa de irregularidad alcanza al 43,2% de los ocupados afectando a 893 mil personas, lo que implica un leve aumento respecto al 42,7% del tercer trimestre de 2016.
Bajo este panorama, únicamente un 10% de los trabajos creados es de calidad.
La situación
Costa Rica se ha transformado en un paradigma de la informalidad, su economía crece a tasas razonables pero no logra traducir ese crecimiento en trabajos formales.
Al calor de la recuperación durante el tercer trimestre del año se crearon 97 mil empleos, de los que 51 mil, es decir, más de la mitad, fueron informales.
La mayor parte del empleo informal fue de trabajadores independientes con bajo nivel educativo, lo que permite pensar en personas que, ante la dificultad de conseguir un empleo en relación de dependencia, comenzaron un emprendimiento de manera irregular.
“No es que la economía genere empleo, sino que la gente busca una forma de generar ingresos”, afirmó Natalia Morales, investigadora del programa Estado de la Nación.
De esta manera, la reducción del desempleo de los últimos tiempos no tiene su causa en políticas activas desde las esferas gubernamentales, sino en personas que, cansadas de buscar, salen a ganarse el pan por su propia cuenta.
Las consecuencias
La informalidad le cuesta ¢639 mil millones a la seguridad social al considerar los aportes al régimen de invalidez, vejez y muerte que se dejan de hacer, según cálculos de La República.
El impacto también alcanza a los servicios públicos de salud.
En ambos casos, la causa es la mayor presión al sistema, ya que disminuye la base de contribuyentes, mientras que el número de personas que lo utilizan aumenta.
Otra consecuencia es generar un falso piso de competitividad en la que empresas reducen costos al no realizar los aportes correspondientes.
“La informalidad tiene efectos muy negativos para la sociedad, dificulta la creación y sostenibilidad de empresas responsables social y tributariamente, y además desincentiva la inversión. Funciona bajo la lógica de no pago de costos laborales”, afirmó Alfredo Hasbum, ministro de Trabajo.
Por lo pronto, el próximo gobierno heredará una situación en la que las soluciones planteadas desde el lado de los candidatos dejan un mal sabor.
Mujeres las más afectadas
Durante los últimos años, las mujeres han sido las más perjudicadas y los datos arrojan luz sobre su situación.
Entre el segundo trimestre de 2015 y el tercero de 2016 la fuerza de trabajo (personas en edad de trabajar y que desean hacerlo) se redujo en 75 mil personas, de las que 52 mil eran mujeres.
Pero, al mejorar la situación, a finales del año pasado y durante los dos primeros trimestres de 2017, la fuerza laboral se incrementó en 73 mil personas, de las que solo 26 mil eran mujeres.
El rol femenino en el mercado laboral se ha fortalecido en las últimas décadas; sin embargo, se muestra todavía bastante endeble y vulnerable.
“En los países latinoamericanos el empleo de las mujeres es secundario, como un ingreso complementario, y Costa Rica no es la excepción, entonces son las primeras en ser despedidas cuando hay problemas de flujo de caja. Además, cuenta el tema del castigo a la maternidad, en el que los patrones prefieren contratar hombres”, señaló Morales.
La vulnerabilidad de la mujer ante los cambios en el mercado laboral se advierte en otro indicador.
En el tercer trimestre del año, la tasa de informalidad para las mujeres creció un punto porcentual, al pasar del 44% al 45% respecto al mismo periodo de 2016, mientras que en los hombres la tasa se mantuvo en un 42%.
Para equilibrar la balanza son necesarias políticas activas desde el Estado, pero también desde el hogar, porque, al fin y al cabo, todo empieza en casa.
“Debe haber políticas activas y un cambio en la sociedad, en el mercado y en la forma en que se dan las cargas de las tareas en el hogar. Además, los patrones deben tener en cuenta que la fecundidad viene bajando, entonces los costos de los que hay que hacerse cargo, son menores”, agregó la investigadora de Estado de la Nación.
La visión del sector productivo
Mientras el problema de la informalidad se arrastra desde hace años y no se encuentran soluciones, el sector empresarial propone medidas paliativas.
“Es necesario aumentar la base de contribuyentes, para sacar de la informalidad a aquellas empresas que operan al margen de las obligaciones tributarias, y no aumentar la carga tributaria a aquellas que cumplen con sus obligaciones y generan el 87% del empleo del país”, señaló Alonso Elizondo, director ejecutivo de la Cámara de Comercio.
Si bien en muchos casos el propio sector tiene su cuota de responsabilidad en el problema, los empresarios concuerdan con la necesidad de combatirlo.
“Luchar contra la informalidad laboral es un tema que debe ser tratado con prioridad y como tal debe ser resuelto”, dijo Franco Arturo Pacheco, presidente de Uccaep.
Crear un ambiente propicio para los negocios es una de las herramientas para enfrentar el problema y evitar que siga creciendo, tanto para los trabajadores en relación de dependencia como para los independientes.
“Debemos entender que muchas de estas personas, que están en la informalidad, no tienen las condiciones para ponerse en regla, y es en ese sentido que el sector empresarial quiere ver cómo logramos fijar las condiciones para que exista un ambiente más propicio, e incentivarlos a trabajar formalmente”, agregó Pacheco.
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