La actividad económica costarricense da señales de recuperación tras el golpe de la pandemia; sin embargo, el motor de la recuperación sigue estando en los regímenes especiales, como las zonas francas.
En estos sectores, la vinculación con la producción en otras naciones han dado un impulso a la actividad local.
Así se desprende de un análisis del Banco Central de Costa Rica sobre el comportamiento del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) con corte a noviembre pasado, lo cual constituye la estimación más reciente.
De acuerdo con la información recopilada por la entidad, en el undécimo mes del 2020 los regímenes especiales crecieron por cuarto mes consecutivo en términos interanuales.
Por el contrario, en el régimen definitivo -que agrupa a 9 de cada 10 empresas en el país- aún persiste la contracción que comenzó en marzo.
Velocidades distintas
En noviembre anterior, la producción de los regímenes especiales crecía a una tasa interanual del 5,7%. Esto se debe en gran parte a las actividades vinculadas a las cadenas globales de valor.
En la producción manufacturera, destacan los implementos médicos, las bebidas gaseosas y el aceite de palma, mientras que en los servicios destacan los de gestión financiera, apoyo a empresas e investigación científica.
En contraste, la producción de las empresas fuera de regímenes especiales decreció en un 8,4% respecto a un año antes.
El resultado es consecuencia de la caída que se registró en todas las actividades económicas, con excepción de los servicios de información y comunicaciones.
Según el Banco Central, tuvo un peso significativo la disminución en la actividad de hoteles y restaurantes, transporte, almacenamiento, comercio y construcción.
Cadenas globales de valor
Una reciente investigación del Banco Central determinó que la producción vinculada a las “cadenas globales de valor” en Costa Rica tiene una participación del 8,6% en el PIB, un 48,6% en las exportaciones y un 5,3% en el empleo.
Se conoce con ese nombre a un conjunto de actividades de producción interrelacionadas que ocurren en al menos dos países. Abarca todas las actividades necesarias para producir un producto, desde la idea inicial hasta su uso final.
De acuerdo con los resultados de la investigación, los regímenes especiales, cuyas empresas en su gran mayoría son de capital proveniente del exterior, dominan la participación del país en las cadenas globales de valor.
Por el contrario, el régimen definitivo tiene una participación baja. En la manufactura, la participación es casi nula y en el caso de los servicios destacan únicamente los servicios de informática.
“Los resultados del IMAE de los últimos meses muestran que las actividades económicas con mayor contribución al crecimiento de los regímenes especiales son implementos médicos, actividades de consultoría en gestión financiera y servicios de informática, las cuales precisamente se encuentran entre las que tienen mayor peso en las cadenas globales de valor”, indicó el Banco Central.
Asimismo, resaltó que las exportaciones realizadas dentro de las cadenas globales de valor tienen como destino principal Estados Unidos (53%), seguido por Centroamérica y Europa con un 15,8% y un 11,1% respectivamente.
Fuente: El Observador.com