Mario Alvarado tiene 47 años, estudios en ingeniería industrial, pero no ha podido insertarse al mercado laboral.
Tener un problema de discapacidad no es un impedimento para los jóvenes y adultos a seguir adelante con sus vidas y luchar por alcanzar sus sueños.
Sin embargo, reconocen que el camino por el cual deben atravesar para posicionarse en sus funciones es una barrera impuesta por el lado de las empresas de este país e inclusive, del propio Estado.
Mario Alvarado dice que el empleo en Costa Rica es un derecho, pero para las personas con discapacidad se ha convertido en algo lejos de eso y ya sido todo un privilegio.
Alvarado es ingeniero industrial y cuenta con estudios de matemática pura. Llevaba una vida sin ningún problema hasta que un accidente cerebrovascular en el 2001, lo llevó a retirarse de su trabajo en el Ministerio de Educación Pública (MEP).
Según cuenta, lo tuvieron que pensionar al año siguiente, producto de las secuelas que le provocó el accidente, entre ellas, una hemiplejía derecha, es decir, una parálisis en la parte derecha de su cuerpo.
Ahora tiene 47 años, es vecino de Tibás y tiene una vida independiente, producto de su pensión del MEP. Él busca conseguir una mejor calidad de vida y tener un empleo digno.
Con actitud positiva para enfrentar su vida y los retos a futuro, decidió sacar una maestría en informática en tecnologías de la información.
Luego de ello, y no conforme con tener un título de informática, decidió ingresar a estudiar ingeniería industrial en la Universidad Hispanoamericana (UH).
Al asegurar que no quería solo depender de la pensión y desempeñarse en sus funciones, Alvarado empezó a buscar oportunidades.
Al principio creyó que las condiciones laborales en Costa Rica estarían saturadas, pero luego se dio cuenta de que las personas bajo esa condición no cuentan con las oportunidades para desempeñarse.
«En cuanto a las ferias de empleo que se han desarrollado para las personas con discapacidad, no dejan de ser esfuerzos incipientes en el entendido de que llegan muchas empresas con buena voluntad de ofrecer posibilidades, pero no dejan que ser más de eso.
No llegan con trabajos concretos y nunca se sabe el porcentaje de contrataciones que se han obtenido en estas ferias de empleo», señaló.
Según Alvarado, los procesos de reclutamiento de personal no están diseñados y adaptados a la diversidad existente en las poblaciones con discapacidad y atenta contra los derechos de la población a formar parte del mercado laboral.
«El Estado pretende que las personas con discapacidad tengan su pensioncita, se queden en su casita, no hablen, no opinen, no se eduquen, quédense aquí queditos, porque personas como yo somos catalogadas como revolucionarios porque consideran que una persona con discapacidad educada llega a romper esquemas preestablecidos.
A mí no me interesa vivir de la pensión, a mí no me interesa vivir de lo que recibo del Estado, pero el Estado no me brinda las posibilidades de que me desempeñe y me desarrolle», detalló.
Alvarado cuestionó también el otorgamiento de pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), pues dijo que si uno aspira a ser trabajador independiente, podría perder esa pensión.
Laboró por servicios profesionales en el Colegio de Profesionales en Informática en diseño y desarrollo, pero dijo que con el cambio de la Junta Directiva, comenzaron los problemas y tuvo que llevar el caso al Ministerio de Trabajo, el cual se encuentra en trámite.
Con respecto a sus expectativas en cuanto a las ferias de empleo, aseguró que ya no tiene ninguna porque la persona pasa «simplemente a formar parte de una base de datos» para elegir a los candidatos.
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