En pocas áreas del mundo ocurre lo que se moviliza en América Central: países que realizan profundas reformas institucionales y se mantienen dentro del sistema democrático; economías estables que crecen prácticamente sin inflación; integración de los mercados de seis naciones entre sí y con el resto del mundo; desarrollo de ecosistemas logísticos, tecnológicos, de exportación y de manufactura altamente productiva; y, además, capacidad para generar retorno sobre la inversión en ratios de hasta doble dígito.
Sin duda, la “cintura de América” está construyendo una realidad de excepción, en medio de una coyuntura global dominada por la recesión, y esto es valorado por la Inversión Extranjera Directa (IED) que sigue apostando por esta región.
En el 2015, la IED que llegó a Centroamérica aumentó un 6%, alcanzando un total de US$11.808 millones. Con un 43% del total, Panamá continúa siendo el principal receptor en la subregión; le siguen Costa Rica (26%), Honduras (10%) y Guatemala (10%).
Conozca cinco características que definen el sentido estratégico que tienen estos flujos de dólares que llegan a América Central:
1) Buscan aprovechar la ubicación geográfica estratégica de los países y los tratados de libre comercio que tienen firmados, para desde aquí comerciar con el mundo.
2) Se ven atraídos por atractivos incentivos fiscales, laborales y migratorios que los gobiernos ofrecen a las compañías extranjeras y a su personal;
3) Valoran la creciente disponibilidad y sofisticación de infraestructura básica necesaria para operar globalmente (puertos, aeropuertos, telecomunicaciones, servicios financieros);
4) Priorizan, frente a otras opciones del mundo, la posibilidad de contar con capital humano orientado al servicio, a la superación de crisis, que requieren cortas curvas de aprendizaje, bilingües y con gran conocimiento de la cultura estadounidense;
5) Llegan para aprovechar la potencialidad de los recursos de una región que cuenta con el 8 % de las reservas naturales del planeta y que inició un firme proceso de reconversión de sus matrices energéticas hacia las fuentes renovables.
Oportunidades en el radar
Por diferentes motivos, bien podría decirse que el panorama inversor de Centroamérica se encuentra transitando la “era del overshooting”. Una era en la que la región comenzó a resolver históricas deudas (fundamentalmente en materia de pobreza, salud y educación); en la que está enfrentando complejas falencias institucionales (a través de la lucha contra la corrupción, la impunidad y la violencia) y en la que se está construyendo como una economía competitiva, integrada y abierta, como pocas en América Latina.
Esta era de evolución encuentra a Centroamérica parada frente a un contexto mundial (sin duda conflictivo) pero que en muchos aspectos pueden beneficiarla en mediano plazo. Por sólo mencionar algunos frentes: la llegada de la paz a Colombia (con la firma del Acuerdo Gobierno-FARC) permitirá que más empresas de esa nación se expandan y busquen espacios de inversión en América Central. Del mismo modo, inversiones extranjeras radicadas en el istmo para exportar a la Región Andina, encontrarán mayores incentivos. La presencia de la inversión colombiana significa, de por sí, un gran reto para la otra potencia vecina (México) que considera al istmo un mercado natural para sus inversiones y productos. De esta “competencia de potencias”, los países centroamericanos tienen mucho por ganar.
Una rápida lectura de lo acontecido en cada país durante 2015 fundamenta este buen momento que el panorama inversor regional viene transitando.
En el caso de Panamá, la IED aumentó un 17% y llegó a los US$5.039 millones. Esta cifra constituye un récord histórico que posiciona al país como el primer receptor de Centroamérica y el séptimo de América Latina y el Caribe. ¿Hacia dónde se movilizaron los dólares? Expansión del Canal y de varias empresas relacionadas con sus actividades, y a desarrollo de grandes proyectos energéticos.
En Costa Rica, la IED aumentó un 1% y bordearon los US$3.094 millones. El país se ha beneficiado de un gran desarrollo inmobiliario, orientado fundamentalmente a la industria turística y a las comunidades de jubilados, donde algunos inversionistas extranjeros han sido actores protagónicos. En los últimos años, producto de una agresiva estrategia de atracción de inversiones, Costa Rica ha logrado imponerse en las decisiones de empresas que buscan locaciones y al igual que otros países de la subregión, el país recibió inversiones en energías renovables.
Los ingresos de la IED en Guatemala sumaron los US$1.209 millones. En los dos últimos años, el sector energético fue el principal destino, con el 31% del total de las entradas, seguido por las manufacturas con un 16%. El principal origen de estos flujos de capital fueron los Estados Unidos (29%), seguidos por Colombia (15%) y México (8%).
En Honduras, la llegada de inversión externa se incrementó un 5% y alcanzó los US$1.204 millones en 2015. Los mayores aumentos se observaron en los sectores financiero, de bienes raíces y de servicios a empresas.
El sector más interesante, sin embargo, fue el de las energías renovables. Se ha diseñado un plan de expansión de la generación y distribución de la energía renovable, con la meta de elevar hasta el 80% la tasa de participación de esta forma de energía en la matriz de generación de energía eléctrica del país. En el marco de dicho plan, el Gobierno de Honduras anunció una tarifa especial para los primeros 300 MW de energía solar generados antes del 31 de julio de 2015.
Este programa resultó particularmente exitoso y durante el año pasado se generaron unos 500 MW de nueva capacidad (GTM, 2015), en tanto que se esperan cerca de 700MW de nueva capacidad hasta 2017. Honduras se convirtió en el segundo mercado más importante de América Latina en energía solar, por delante de México y después de Chile. Nicaragua, por su lado, recibió US$ 835 millones.
El sector de las telecomunicaciones fue el más dinámico, especialmente por las inversiones realizadas por Movistar y América Móvil. Finalmente, en El Salvador, la IED subió un 38% hasta los US$429 millones. La mayoría de las nuevas inversiones recibidas por este país son el resultado deproyectos de pequeña escala. La adquisición de mayor tamaño fue la compra del Grupo CYBSA, empresa de empaques, por parte de la empresa irlandesa Smurfit Kappa, que desembolsó US$100 millones para expandir su presencia en Centroamérica.
Los recursos mineros del país atrajeron el interés de inversionistas internacionales en minería metálica en años recientes, pero surgió una fuerte oposición originada en preocupaciones ambientales, fundamentalmente en relación con los recursos hídricos, tendencia que finalmente llevó al Gobierno a prohibir la extracción de metales.
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